viernes, 26 de octubre de 2012

PUERTO COLOMBIA Y LOS INMIGRATES EXTRANJEROS EN EL DESARROLLO EMPRESARIAL DE BARRANQUILLA
Mientras sonaban las notas musicales del vals Sobre las olas y sin la presencia del presidente Rafael Núñez se inauguró cerca de Barranquilla el muelle de Puerto Colombia el15 de junio de 1893. Se trató de una de las obras de infraestructura más importantes de la segunda mitad del siglo XIX, construida por el ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros. 

El nacimiento de Puerto Colombia se gestó con la desaparición de Cartagena como el puerto más importante. A ello se llegó debido a la crisis de la guerra de Independencia y a la sedimentación del Canal del Dique. El país se vio obligado a construir un nuevo puerto que conectara el interior con los mercados externos, más aún con las crecientes exportaciones de café.

 A medida que la economía exportadora crecía, Barranquilla se iba convirtiendo en el punto de encuentro con el mundo, pero debido a la sedimentación del Magdalena los barcos de gran calado no podían adentrarse desde el mar abierto. Para suplir esta carencia se utilizaba Sabanilla, donde arribaban pequeños veleros, pero el transporte de carga estaba lleno de dificultades.

 Desde 1860 se empezó a estudiar la posibilidad de construir una línea férrea que conectara a Barranquilla con el mar. Pero las ventajas que traía el ferrocarril deberían ser acompañadas de la superación de los tropiezos para el atraque de las embarcaciones en la bahía de Sabanilla.

 Este problema se trató de solucionar en 1871 con la inauguración del ferrocarril de Bolívar -segunda experiencia ferroviaria después de Panamá, que además obtuvo exitosos resultados financieros-, que unía por una línea de 21 kilómetros a Barranquilla con Salgar, donde entró a operar la Aduana en el castillo de San Antonio y se trasladaron las operaciones portuarias, que permitieron el arribo de vapores. Tabaco, quina, café y pieles se encontraban entre los principales renglones de exportación provenientes de todo el país, ya que para la época, los puertos sobre el Pacífico, como Tumaco o Buenaventura, no se encontraban unidos con el interior del país a través de vías de comunicación modernas, como el ferrocarril. 


Más dificultades

 Pero el traslado a Salgar tampoco facilitó las cosas, ya que hizo más ineficiente toda la operación de cargue y descargue por la poca profundidad con que contaba el sector. Las naves eran obligadas a anclar seis o siete kilómetros mar adentro, mientras planchones y remolcadores movían la mercancía entre ellas y el ferrocarril; los altos costos de la operación, el frecuente represamiento de la carga y la inseguridad, al lado de las necesidades de expansión de la economía cafetera del interior del país, obligaron a pensar una vez más en la búsqueda de un nuevo puerto en la costa que tuviera mayor profundidad. Fue así como se inició la construcción de Puerto Colombia. 

El muelle, inaugurado en 1893, reemplazó al anterior de madera construido cinco años atrás. Se trataba de una vía de 720 metros, emplazada sobre las olas del Caribe, con un muelle para el atraque de 180 metros de largo hasta donde llegaba el ferrocarril, lo que permitía el transbordo directo entre los dos sistemas de transporte y su conexión directa con la estación Montoya, al lado de la Aduana en Barranquilla. 

El espectáculo era doble: la ilusión de un tren que entrara al mar y la realidad en nuestra tierra de los adelantos de la ingeniería y los sistemas de transporte para servir a la economía nacional. A los 10 años de su inauguración, las exportaciones que se hacían desde Puerto Colombia eran igualmente espectaculares. Los 40.000 sacos de café que se exportaban en 1874 por Salgar se habían multiplicado por 10. La expansión de la economía cafetera beneficiaba a Barranquilla y esta, a la vez, beneficiaba con su dinámica portuaria a la economía nacional. Era en ese entonces el primer puerto colombiano que manejaba el 60 por ciento del comercio con el mundo, y el agitado muelle de Puerto Colombia era la obra civil más importante de todas.

 La llave Barranquilla-Puerto Colombia se convirtió en la bisagra entre el río Magdalena y el mar Caribe. Es difícil imaginarse la expansión de las exportaciones cafeteras sin que se hubiera solucionado el asunto del embarque de la carga a los transoceánicos que arribaban a la costa colombiana


La Metrópoli

La expansión del comercio consolidó el auge de Barranquilla, que se volvió ciudad, la ciudad de la República en el Caribe colombiano, ante la mirada atónita de los habitantes de los otros puertos de historia colonial: Santa Marta y Cartagena. Barranquilla nació como una población de inmigrantes, comerciantes, banqueros, industriales, agentes de casas comerciales extranjeras, compañías de navegación fluvial, astilleros, nuevas urbanizaciones y nuevos servicios públicos, artesanos y trabajadores que hicieron parte de la efervescencia de la ciudad moderna. Barranquilla pasó de 16.000 habitantes en 1875 a 40.000 en 1905, y ya en 1938 tenía 150.000. 

Pero el muelle de Puerto Colombia no fue el gran testigo de la bonanza exportadora; hace parte de los monumentos que nos ofrecen referencias de la transición colombiana al capitalismo. También por allí entraron las importaciones que cambiaron muchas de las costumbres de los colombianos, a tal punto que es un lugar común anotar que por ese muelle ingresó la modernidad a Colombia. Gracias a él, Barranquilla fue el principal puerto del norte de América del Sur.

 Pero el puerto sufrió del mismo problema de la sedimentación que originó su construcción, a tal punto que en 1919 se empezó a gestionar la creación de la primera compañía para iniciar las obras en Bocas de Ceniza, que sólo comenzaron cinco años más tarde. En 1937 el puerto de Barranquilla se dio al servicio con la doble función fluvial y marítima. En 1943 una decisión gubernamental prohibió el atraque de naves en el muelle inaugurado 50 años atrás en Puerto Colombia. 

Al estudiar hoy el poblamiento de nuestras ciudades, la conformación del sistema urbano regional del Caribe colombiano, la evolución de la ingeniería nacional y la historia del transporte y el comercio exterior colombianos, es necesario hacer referencia a esta insignia del progreso. 

Y allí está todavía ese monumento; desde la carretera al mar que comunica a Cartagena con Barranquilla se divisa, entre la bruma, esa línea recta de concreto, que con la ampliación de 1923 fue conocido como uno de los muelles más largos del mundo; allí están todavía la garita y la huella del ferrocarril que se resisten a la destrucción del tiempo y del salitre. Allí esperan que algún día Colombia saque del olvido este histórico muelle y lo incorpore con dignidad a la restauración de piezas que como el edificio de la Aduana, la estación Montoya de Barranquilla y el castillo de Salgar han sido intervenidos para devolverles su valor. Un proyecto de convertirlo en un espolón, como parte de un conjunto de defensas de las playas de Puerto Colombia, se gestiona actualmente en la Gobernación del Atlántico.

domingo, 21 de octubre de 2012


LA INMIGRACIÓN EN COLOMBIA


En contraste del muelle de Puerto Colombia, Un puerto que ha sido un total orgullo para los Americanos fue el gran puerto de New York (Ellis Island) por donde entraron millones de inmigrantes buscando el sueño americano, Este puerto guarda todos los registros de los inmigrantes que pasaron por ahí siendo en su momento la puerta de Estados Unidos, incluso fueron microfilmados para consultarse años después en el Internet. Hoy en día es un museo que recibe cientos de visitas diarias. Caso contrario hicieron los puertos Colombianos los cuales no guardan actualmente registros de entradas y salidas de inmigrantes así mismo las cartas de naturalización que algunos adquirieron… Que paso con estos registros??? Que paso con la conservación de nuestro patrimonio genealógico.

El punto de entrada de la mayoría de los inmigrantes en Colombia se dio por los puertos de la Costa Atlántica. Yo como Colombiano no he llegado a entender por qué hemos llegado a los extremos de destruir nuestras raíces, olvidarlas por completo cuando sabemos muy bien que Colombia y más aún importante la costa Atlántica tiene una linda historia de inmigración que enriqueció nuestra cultura. Ciudades como Barranquilla con su gran muelle de Puerto Colombia, Cartagena, Santa Marta que fueron pobladas por miles de inmigrantes llegados desde el siglo XIX procedente en su gran mayoría de Europa y Asia.





Un rico ejemplo fue El Carmen de Bolívar el cual fue uno de los más importantes centros logísticos por sus exportaciones de Tabaco desde 1850 y en el cual muchos extranjeros intervinieron creando fuentes de trabajo en una región totalmente desconocida. Cuando Barranquilla paso a ser el centro de negocios de la mayoría de las compañías extranjeras por su ubicación geográfica fueron llegando cautivados por muchas oportunidades de negocios los Inmigrantes Árabes de países como Líbano, Palestina y Siria quienes en su mayoría Viajaban con pasaportes Turcos debido a la ocupación por parte de los Otomanos que tenían en esa época y los Europeos exceptuando los españoles quien hacían ya parte de la Colonia, también llegaron los Alemanes e Italianos. De igual forma llegaron grupos de judíos sefardíes.

Cabe comparar que el ingreso de extranjeros en Colombia fue bajo en comparación con los demás países de la región situación que se debe a las mismas políticas heredadas desde el tiempo de la Colonia Española, con leyes que siempre desestimulaban el ingreso de extranjeros al territorio. La principal excepción es la comunidad siria y libanesa de Maicao donde hay colegios árabes, se practica el islam y se encuentra la mezquita más grande del país (y una de las mayores en América Latina). No hay que olvidar que muchos emigrantes llegaron a nuestro país por error pues muchas veces los que se dirigían hacia los Estados Unidos o el resto de Sur América pensaba que habían llegado al final del viaje y se bajaban del barco. Muchos de estos tardaron mucho tiempo antes de enterarse que no estaban en el país al cual debían llegar en un principio. Sin embargo algunos árabes empezaron a instalarse en el norte del país. Llegaban a Puerto Colombia y se instalaban inicialmente en Barranquilla, que en aquel entonces era la segunda ciudad más importante del país con un alto desarrollo económico, demográfico y social. A esta ciudad no sólo llegaban emigrantes de origen árabe, también se convierte en la residencia de judíos, alemanes, ingleses, franceses, americanos e Italianos. La llegada de estos grupos de inmigrantes transformó la ciudad y la convirtió en la urbe más cosmopolita de Colombia.



Desde el siglo XIX se ve la llegada de italianos a los puertos marítimos del país como Sabanilla, Cartagena y Santa Marta, y algunos fluviales como Mompós. 
También en el siglo XIX llegaron alemanes, después de la Primera Guerra Mundial y mucho más con la Segunda Guerra Mundial, vendrían grupos de judíos alemanes hasta que en 1939, el gobierno emitió un decreto que prohibía su ingreso al país. Muchos habitantes del Eje Cafetero y Antioquia, como del sur de la costa Caribe descienden de éstos. La colonia alemana de Barranquilla fue una de las más influyentes, por cuanto sus obras fueron decisivas para el desarrollo del Caribe. A ella se debe la construcción del ferrocarril que conectaba la ciudad con el puerto de Sabanilla, varias compañías de navegación, Aérea, comercio, seguros, un colegio y un club.


LOS PIONEROS


La inmigración árabe empieza a finales del siglo XIX pero este fenómeno se va a desarrollar a lo largo del siglo XX, y va a durar hasta nuestros días.

Los primeros árabes llegan a Colombia a finales del siglo XIX. Los emigrantes eran cristianos u ortodoxos que vivían en territorio ocupado por el imperio otomano. Países como Siria, Líbano y Palestina fueron dominados por los turcos de 1516 hasta 1917. Al liberarse del yugo turco estos países siguen siendo controlados por los mandatos británico o francés.

Las causas principales de emigración fueron principalmente económicas. Existen testimonios que cuentan como los turcos maltrataban a los sirio-libaneses y les hacían la vida difícil. Otro testimonio cuenta que los turcos trataban de mantener al pueblo ignorante y analfabeta para ejercer un control total sobre estos pueblos.
De esta forma empieza una emigración masiva hacia otros países. Los emigrantes eran principalmente jóvenes solteros que decidieron seguir el ejemplo de sus amigos al escuchar los relatos en los que se hablaba de las grandes maravillas que existían en el continente de todas las oportunidades: América.



La principal destinación de estos emigrantes era Norte América, seguida de Argentina, México y Brasil, países que representaban una protección contra todo tipo de persecución étnica y religiosa. Colombia en aquel entonces era un país con guerras civiles y problemas económicos y administrativos a medida que crecía el descontento y la oposición en contra del gobierno reformista y dictatorial del general Rafael Reyes.

Esta situación la convertía en una destinación menos atractiva para los emigrantes, sin embargo algunos árabes empezaron a instalarse en el norte del país. Llegaban a Puerto Colombia y se instalaban inicialmente en Barranquilla, que en aquel entonces era la segunda ciudad más importante del país con un alto desarrollo económico, demográfico y social. A esta ciudad no sólo llegaban emigrantes de origen árabe, también se convierte en la residencia de judíos, alemanes, ingleses, franceses, americanos y hasta de venezolanos.


Los primeros en llegar lo hacen alrededor de 1880. En esta época ya empiezan a aparecer los primeros nombres árabes provenientes del Líbano, Siria y Palestina. Por ejemplo el señor Muvdi quien llega a los doce años de edad. Originario de Betyalá (Palestina), el cual tenía un hermano que había estado en Colombia y que le había hablado de las oportunidades que existían en ese país.

 


Las primeras actividades de estos recién llegados fueron muy restringidas debido a la ignorancia del idioma español. La venta ambulante fue la principal actividad pues la ignorancia de la lengua no les permitía ejercer otro tipo de empleo. Los Muvdi al igual que los primeros sirio-libaneses en Colombia empiezan vendiendo cordones, telas y mercancías variadas. Las ventas se efectuaban en las calles de Barranquilla.
Los colombianos se sentían atraídos por todas las pequeñas cosas que eran vendidas por estos personajes de acento particular. Muchos de estos vendedores llegaban con la intención de “hacer las Américas”, es decir, trabajar durante unos 6 meses para después regresar con las ganancias al oriente. Por esta razón, este oficio se adaptaba perfectamente a sus ideas futuras. Pero muchos otros, al ver que las ganancias eran importantes empezaron a abrir pequeños almacenes en donde vendían los mismos productos de mercería.
De esta forma empieza un proceso de instalación definitiva en Colombia y a partir de 1900 ya existen referencias de inmigrantes anunciando su mercancía en los diarios de Cartagena y de Bogotá. Para estos emigrantes el choque cultural no fue muy grande pues en la sociedad colombiana encontraron muchas similitudes con la de sus países de origen.
SEGUNDA ETAPA: LLEGADA DE PARIENTES Y AMIGOS


Esta parte de la inmigración es indispensable al analizar la ascensión económica de los sirio-libaneses en Colombia. Estos empiezan a organizarse en el país, abren pequeños comercios pero necesitan personas que les presten ayuda en sus almacenes, y al no confiar en los colombianos se ven obligados a pedir ayuda a sus familiares en el país de origen.

Surgen entonces las llamadas “cadenas de ayuda”. El emigrante enviaba dinero o un pasaje para facilitar el viaje de un miembro de su familia. Al llegar, éste se ocupaba del negocio para así poder devolver el dinero que debía a su pariente. De esta forma llegan muchos inmigrantes a comienzos de siglo.


Los que llegaban por sus propios medios no se encontraron con las dificultades de los pioneros pues su adaptación se efectúa muy fácilmente ya que encuentran muchos paisanos que estaban muy bien instalados desde hacía mucho tiempo; esto facilitará la integración de los recién llegados de una forma más rápida. Tal es el caso del señor Abuchaibe, originario de Betyalá, quien, en 1904 llega acompañado de su tío, Musa Abuchaibe, el cual ya había estado en Colombia dos veces y lo había convencido de efectuar el viaje en búsqueda de “El Dorado”.
Al igual que otros emigrantes, don José empieza a trabajar para un comerciante sirio-libanés, vendiendo en la calle los productos del almacén de este señor. Vendía hilos, peines, polvos para la cara, perfumes, pomadas, espejos, collares. Este remarcable ejemplo de solidaridad es el medio de protegerse en un país con una lengua y unas costumbres diferentes a las de este pueblo. Esta cohesión del grupo, ya sea a nivel familiar o comunitario entre los miembros de un mismo pueblo de origen va a llevarse a cabo incluso hasta nuestros días.


Esta ola migratoria se va a desarrollar hasta finales de los años 30, época en la que se empieza a decaer el movimiento migratorio en el continente americano a causa de la depresión de 1929. A parte de esto, a partir de esta época Colombia empieza a restringir la entrada de inmigrantes. Esto no impide el desarrollo de los sirio-libaneses que a esta época ya habían alcanzado un alto nivel económico y social.

sábado, 20 de octubre de 2012


Italia en Barranquilla. Año de 1938

En 1815 Italia tenía 17 millones de habitantes, en 1875 ya eran 27 y hacia la mitad de los años treinta del siglo XX la población alcanzó la vertiginosa cifra de 44 millones, más 10 millones por fuera en proceso de migraciones masivas a las que el régimen fascista de Mussolini llamó colonización. La república de Colombia sobre la mitad de la década de los treinta alcanzó los 8 millones de pobladores. A pesar de eso no fue un destino elegido por las grandes corrientes migratorias europeas y asiáticas hacia América. La propia historiografía colombiana ha minimizado el papel que estos hombres y mujeres desempeñaron en el proceso de desarrollo del país. Pero si bien es cierto que no se recibieron migraciones numerosas sobretodo en el interior, muy aislado por dificultad geográfica y mentalidad religiosa, en las ciudades costeras, muy dinámicas y unidas al mundo por los vínculos portuarios, la conexión internacional fue continua. Por ejemplo si nos fijamos en los datos que nos legó el empresario norteamericano Karl C. Parrish a finales de los años cuarenta después de la segunda guerra mundial, funcionaban en su puerto más de 33 navieras de distintas nacionalidades: cinco de Estados Unidos, cuatro colombianas, una de Venezuela, una holandesa, cuatro británicas, cuatro noruegas, una francesa, tres canadienses, tres suecas, dos brasileras, una española y otras cuatro no definidas.



Barranquilla fue una de estas ciudades y a sus sucesivos puertos (Sabanilla, Puerto Colombia y el propio en el río Magdalena) permitieron la llegada de nutridos grupos de inmigrantes. Si bien, las migraciones del interior andino del país cuantitativamente siempre fueron más numerosas, cualitativamente los grupos foráneos impregnaron en mayor grado el desarrollo comercial, educativo y cultural. Comunidades de empresarios norteamericanos, alemanes, italianos o incluso numerosas migraciones de árabes y chinos conformaron un universo cosmopolita y abierto a las influencias cambiantes del siglo XX. No por ello, fue la primera ciudad de Suramérica que tuvo una línea aérea (Scatda), y fue el lugar por donde en Colombia entró la radio, el cine, la fotografía, o se llevó a cabo la primera urbanización planeada de esta parte del continente, el barrio de El Prado.




En este orden de cosas la comunidad italiana jugó un papel destacado en el desarrollo comercial y a pesar de haber sido olvidados por la frágil memoria barranquillera, en principio no fue una migración como la norteamericana o la alemana de grandes capitales. Más bien se trató de obreros especializados que en pocos años aprovechando la importante posición estratégica de Barranquilla lograron tener éxito y lograron acumular un capital con el cual ascendieron social y comercialmente. Poco antes de la segunda guerra mundial el departamento tenía aproximadamente unos 250.000 habitantes de los cuales unos 130.000 vivían en el puerto de Barranquilla, el más pujante en ese entonces a nivel nacional y sobretodo en el litoral Caribe.
El libro Los Italianos en Colombia editado en julio de 1938 en Bogotá por los editores ALIPRANDI & MARTINI, de donde tomamos esta serie de datos, recogía en sus páginas que Barranquilla estaba situada en una zona muy rica en sal, carbón y petróleo, pero que no se explotaban. Que en su región cercana se producía tabaco, cacao, cañas de azúcar, arroz, tagua dividivi, coco y caucho y que la ciudad tenía un potente tejido industrial compuesto por fábricas de harina, pasta de alimentación, chocolate, cerveza, licores, perfumes, jabones, velas de grasa, cerillas, cigarros, botones, vidrio, tejidos hilados y sombreros de pajas.







La aerolínea Scatda unía por medio de la aviación a la costa Caribe con el interior y por el mar había comunicaciones directas para las exportaciones con Panamá, Venezuela y las Antillas e a tutti gli altri paesi americani. El citado documento alaba del mismo modo sus infraestructuras donde destaca sus carreteras, el estadio, iglesias, el acueducto, el mercado cubierto especificandose que en ese entonces era el mejor de la república.
El consulado que representaba al país transalpino en Barranquilla estaba ocupado desde el año de 1931 por el cavaliere Vicenzo Volpe originario de Salerno y exitoso empresario radicado en Barranquilla dedicado junto a su familia a la exportación de pieles, bálsamos, joyas de oro, piedras preciosas, tabaco, amén de una serie de compañías dedicadas a la especulación inmobiliaria y otras a la importación de productos internacionales.

En este orden de cosas y con una comunidad italiana tan notable en los años treinta, fue lógico que el fascio hiciera su presencia, aunque también como trabajadores alimentaron el movimiento obrero desde el otro lado de la ideología política. La foto de portada de la revista representa una reunión del fascio Bernardo Mazzorana que fue fundado en Barraquilla el 10 de agosto de 1923. En 1938 contaba con 120 inscritos y su consejo directivo estaba conformado de la siguiente manera. El secretario era el Dr. Spartaco Mazzanti; secretario administrativo Achile di Napoli; vicecomandante de la G.I.L.E. (Giuventu Italiana Littoro a’ll Estero), Carmelo Catania, dedicado a la propaganda, Michele Alliegro, secretario administrativo después del trabajo, Alberto Puccini, el directorio estuvo integrado por el cónsul Vicenzo Volpe.
La sede se situó en una casa del Murillo entre la carrera Republica y Rosario, estuvo dotada de bibliotecas, salas de lectura, donde había revistas y periódicos en italiano, gimnasio y un bello jardín donde se practicaban juegos de cartas, bolos… etc. En el mismo edificio se estableció la escuela italiana Victorio Enmanuel III, donde en esta época había unos 60 niños de ambos sexos aprendiendo el italiano, donde le enseñaba una profesora llamada Graziella Erculiani, viceinspectora del fascio femenino, enviada de apoyo desde Italia por cuenta de su propio gobierno.



jueves, 18 de octubre de 2012

Los Alemanes


Alemanes en Colombia: en búsqueda de oportunidades

Colombia no es el destino con mayor número de alemanes en América Latina, pero se destaca el aporte germano en el desarrollo económico y comercial. Ahora, son más los jóvenes quienes se interesan por viajar a este país.
Cerveza hecha en Colombia a la alemana.
De acuerdo con la Embajada de Alemania en Bogotá, 9.668 germanos se encuentran radicados actualmente en Colombia. Esta cifra de febrero de 2011 incluye tanto los inmigrantes como su descendientes, es decir, los hijos de alemanes nacidos en territorio colombiano, y que tienen derecho al pasaporte y a la nacionalidad teutona.
Y aunque este número pareciera no ser tan significativo, sí lo ha sido el aporte de los alemanes en Colombia, sobre todo desde la perspectiva de desarrollo económico y modernización del país. Las exploraciones científicas de Alexander von Humboldt, la construcción de puentes, carreteras y vías del ferrocarril, la participación de especialistas alemanes en la minería, o en la producción y exportación de café, son algunos de los ejemplos remarcables en los siglos XVIII y XIX.
Los aportes de los alemanes radicados en ese país también se concretizaron con la creación de empresas significativas para el desarrollo económico de los colombianos.
Tal es el caso de la primera fábrica de cerveza en Colombia (Bavaria, 1889) y la primera empresa de aviación comercial (Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos – Scadta, 1919), ambas fundadas por germanos. Ésta última fue nacionalizada durante la Segunda Guerra Mundial, y desde entonces lleva el nombre de Avianca. Pero ¿cuáles son las razones principales de los alemanes para radicarse en este país latinoamericano?



Oportunidades y negocios
Como en el resto de América Latina, las principales olas de migración de alemanes hacia Colombia estuvieron marcadas por las dos guerras mundiales. Éste fue el caso de los padres de Enrique Biermann, profesor de la Universidad Nacional de Bogotá. “Ellos llegaron a Colombia en la década de los 40, en plena Segunda Guerra Mundial, pero mi padre nunca quiso hablar sobre las razones de haber escogido este país; en la casa no se hablaba de ese tema”, dijo Biermann en conversación con Deutsche Welle. Por éste motivo, este historiador publicó en el 2001 el libro Distantes y distintos, los emigrantes alemanes en Colombia 1939 – 1945.
Biermann indica que una de las principales razones de los alemanes para establecerse en ese país ha trascendido la carga histórica de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de la búsqueda de oportunidades para progresar, además de ser “interesante por los negocios”.
La motivación económica también la comparte Hans Friedrich. Este ingeniero químico llegó a Colombia en 1957 como director técnico de la fábrica de caucho Colosal. “Me contrataron para instalarles la maquinaria que ellos habían comprado en Alemania. Pensaba devolverme a mi país después de un año, pero me quedé”, relata Friedrich. Sus razones para asentarse en Bogotá fueron fundamentalmente laborales. “Se veía mucho futuro en el sector químico y técnico, que en esa época se necesitaba mucho en Colombia. Además, todavía no había tantos expertos en maquinaria alemana”, dice.

Asimilación cultural
Sin embargo, Friedrich también tuvo otra razón de peso. Se casó con una colombiana. “Esa decisión personal también fue importante para quedarme”, agrega. Biermann alude que a través de los años, los alemanes se han adaptado “a su manera” a Colombia. “Aprenden español, hacen amigos, y adquieren una mayor flexibilidad en el modo de vivir”, dice el historiador colombo-alemán.

“Los alemanes se integran rápido a la cultura colombiana”, dijo Matthias Braun, cónsul de la Embajada de Alemania en Colombia, a Deutsche Welle. La “colonia alemana”, sin embargo, también busca mantener sus costumbres. El colegio alemán más antiguo en ese país fue fundado en la ciudad de Barranquilla en 1922. También existen colegios germanos en las principales ciudades colombianas: Bogotá, Medellín y Cali, así como fundaciones políticas e instituciones culturales germanas. En estos lugares también se encuentra el mayor número de alemanes, según las estadísticas de la Embajada alemana.


CONCLUSIONES DEL BLOG

El legado de aquellos inmigrantes dio diversos y grandes aportes al desarrollo y progreso de la ciudad y al país. Los alemanes trajeron la aviación, el correo y la navegación por el río; los chinos dejaron con su gastronomía las hortalizas y sus sabores de sus recetas; los españoles entregaron a La Arenosa las librerías, la literatura, el teatro; los norteamericanos entregaron a Barranquilla sus conocimientos sobre urbanización, modelo de servicios públicos y los  medios de comunicación; los italianos nos dejaron el cine, y los de Medio Oriente, los árabes, libaneses, sirios, palestinos, judíos el conocimiento sobre el comercio y una nueva forma de negociar, el crédito. Sin embargo mucha de esta diversidad influyo negativamente en el cambio de costumbres ancestrales.


Si bien es cierto también hay que reconocer que la llegada de los inmigrantes hicieron de Barranquilla una ciudad pujante y pionera en muchas ramas de la vida Nacional, pujanza de la cual los nacionales hemos tomado muy poco porque la sociedad no se ha preocupado por mantenerse a la vanguardia de los avances y el compromiso con lo nuestro.

No hay que desconocer que el reconocimiento de la ciudad en esas épocas doradas fue a raíz de las familias de inmigrantes sus industrias y sus ganas de salir adelante, en una tierra extranjera que los recibió de la mejor manera y con los brazos abiertos. Pero que poco nos hemos preocupado por mantener.

Solo logrando concientizar a la ciudadanía Barranquillera de sus capacidades, del amor por lo propio y la satisfacción por lo logrado, se puede llegar de nuevo a esas épocas Doradas de la “LA ARENOSA”.